Acerca de la lectura participativa
Con el título de esta charla no me voy a referir a aspectos
teóricos que tienen que ver con el desarrollo de diversos procesos
cognoscitivos asociados a la lectura, ni a una nueva metodología relacionada
con la comprensión u otros aspectos didácticos, sino a una modalidad de trabajo
que
¿Cómo, pues, teniéndolo casi todo, en
cuanto a conocimiento, la lectura sigue siendo un gran problema? El que lo sea
es advertido en los resultados. Y mucho se especula hoy en día acerca de éstos.
Y se culpa a la televisión, al cable, al predominio de la imagen, de su
retroceso. Y hasta se ha llegado a hablar del peligro que existe en cuanto al
libro, a su casi inminente desaparición en el próximo milenio.
Quizá ésta sea la motivación que, de
manera inconsciente, nos anima a todos los que buscamos la difusión de la
lectura, a pensar en un pequeño espacio dedicado a su promoción. Es decir, por
un lado, nos aterran las perspectivas sombrías que nos anuncian para el futuro,
y por otro, nos resistimos a aceptar que esta práctica, que fue el fundamento
del conocimiento de todas las generaciones anteriores a ésta, vaya a
desaparecer.
No todas las voces son pesimistas con respecto a la
lectura. Hace poco en una entrevista que le hacían a un comunicador mexicano,
cuando le preguntaron su opinión acerca del desinterés actual en la lectura, él
decía: “No creo que la gente deje de leer, buscará en su computadora el New York Times o cualquier
periódico. Y el texto impreso podrá desaparecer pero lo tendrá en su
computadora y allí lo leerá”. No dudamos que el niño de ahora, el hombre del
mañana, usará la computadora y de una manera que ni siquiera nos imaginamos. Si
ustedes tienen familiaridad con la serie Viaje a las estrellas, ya saben
lo que quiero decir. Todos queremos creer que el hombre buscará enterarse de
muchos temas, pero, ¿usará su computadora para leer si no aprende antes a
hacerlo, sino se le inculca el gusto por la lectura? En realidad éste es el
peligro mayor, que al no fomentarse la lectura, esta no sea vista como una
necesidad. Aquí está quizá el primero de nuestros buenos deseos, aferrarnos
tercamente a la idea de que los interesados en la promoción de la lectura,
dedicando un poco de nuestro tiempo, podemos ayudar en algo a que los niños y
los jóvenes aprendan a amar la lectura. El plan que estamos preparando
El primero es utilizar este espacio que nos brinda
Es decir, la cultura es una creación de grupo, pero
al mismo tiempo, de individualidades, por lo que las nociones de identidad,
autoestima y confianza en las potencialidades propias se entrelazan con el
respeto hacia los demás y hacia sus diferencias, en un engranaje de acciones y
decisiones que incluyen deberes y derechos. La interculturalidad es al mismo
tiempo integrar dentro del término la idea de nuestra existencia en
coexistencia con el espacio circundante.
Respeto hacia el otro, pues, y hacia el espacio que
la naturaleza nos brinda pródigamente, o que el hombre ha creado, instituciones
y sistemas incluidos, hacen de la idea de interculturalidad, la razón de ser de
nuestras inquietudes. Los textos que escojamos deberán ser apropiados para la
difusión de la noción de interculturalidad.
En cuanto a las sesiones mismas reservadas para
esta actividad, pensamos que deben ser espacios para la práctica de la
comprensión de lectura, pero pensados de una manera integral, es decir,
organizados para involucrar al niño y al joven en una práctica ligada al texto,
que los lleve a la reflexión y a la certidumbre del compromiso.
No voy a referirme a los múltiples ejercicios que
existen para lograr estos objetivos, pero tendrán que ser, necesariamente
programados para resultar eficaces.
Ojalá sea posible que esto se logre de manera
gradual sin parecer una imposición. Esto dependerá de quienes tengan a su cargo
la actividad y de que los textos escogidos sean apropiados a la condición de
niños y jóvenes de los participantes. Si se trata de niños pequeños, trataremos
de acercarnos a la ternura que guardan
sus corazones, y si se trata de niños mayores, de que los textos no resulten
aburridos para sus intereses o para el humor del momento, tan cambiantes en los
adolescentes. Quiero añadir que estamos proponiendo actividades
descentralizadas, y durante todo el año.
Queremos en fin, una actividad plena que combine
las varias facetas de la interculturalidad con el gusto por la lectura. Siempre
será poco, puesto que ahora se trata de una carrera contra el tiempo. Queremos
que sea una cruzada que valga la pena. Como las de antaño, se trata de salvar
almas y de llevarlas al paraíso.
Lima,
14 de setiembre del 2006