Acerca de la lectura participativa

 

Con el título de esta charla no me voy a referir a aspectos teóricos que tienen que ver con el desarrollo de diversos procesos cognoscitivos asociados a la lectura, ni a una nueva metodología relacionada con la comprensión u otros aspectos didácticos, sino a una modalidad de trabajo que la Red EBI piensa implementar en colaboración con la Biblioteca Nacional. En lo que se relaciona con la teoría de la lectura es posible que ya se hayan descubierto todas las condiciones que favorecen y estimulan sus diversas fases evolutivas, psicológicas y lingüísticas. Y en cuanto a metodología, también contamos con un sinnúmero de modelos no sólo para la adquisición de la lectura sino también para las etapas posteriores, más relacionadas con la comprensión y el desarrollo del análisis crítico.

 

         ¿Cómo, pues, teniéndolo casi todo, en cuanto a conocimiento, la lectura sigue siendo un gran problema? El que lo sea es advertido en los resultados. Y mucho se especula hoy en día acerca de éstos. Y se culpa a la televisión, al cable, al predominio de la imagen, de su retroceso. Y hasta se ha llegado a hablar del peligro que existe en cuanto al libro, a su casi inminente desaparición en el próximo milenio.

 

         Quizá ésta sea la motivación que, de manera inconsciente, nos anima a todos los que buscamos la difusión de la lectura, a pensar en un pequeño espacio dedicado a su promoción. Es decir, por un lado, nos aterran las perspectivas sombrías que nos anuncian para el futuro, y por otro, nos resistimos a aceptar que esta práctica, que fue el fundamento del conocimiento de todas las generaciones anteriores a ésta, vaya a desaparecer.

 

No todas las voces son pesimistas con respecto a la lectura. Hace poco en una entrevista que le hacían a un comunicador mexicano, cuando le preguntaron su opinión acerca del desinterés actual en la lectura, él decía: “No creo que la gente deje de leer, buscará en su computadora el New York Times o cualquier periódico. Y el texto impreso podrá desaparecer pero lo tendrá en su computadora y allí lo leerá”. No dudamos que el niño de ahora, el hombre del mañana, usará la computadora y de una manera que ni siquiera nos imaginamos. Si ustedes tienen familiaridad con la serie Viaje a las estrellas, ya saben lo que quiero decir. Todos queremos creer que el hombre buscará enterarse de muchos temas, pero, ¿usará su computadora para leer si no aprende antes a hacerlo, sino se le inculca el gusto por la lectura? En realidad éste es el peligro mayor, que al no fomentarse la lectura, esta no sea vista como una necesidad. Aquí está quizá el primero de nuestros buenos deseos, aferrarnos tercamente a la idea de que los interesados en la promoción de la lectura, dedicando un poco de nuestro tiempo, podemos ayudar en algo a que los niños y los jóvenes aprendan a amar la lectura. El plan que estamos preparando la Red-EBI y la Biblioteca Nacional, contempla entre otras actividades esta sección que hemos llamado de lectura participativa, que tiene dos objetivos básicos.

 

El primero es utilizar este espacio que nos brinda la BN para tratar y difundir temas relacionados con la idea de interculturalidad. El segundo objetivo: desarrollar con niños y jóvenes un programa de comprensión de lectura que de manera paralela sirva para su promoción. La idea de interculturalidad es, para quienes conforman la Red-EBI, un concepto amplio, que debe ser tratado de tal manera que permita a los miembros de las varias nacionalidades que conviven en nuestra patria, no sólo a enorgullecerse de su lengua y su cultura, sino también a tomar conciencia de la existencia del “otro”, como prójimo, como vecino, como ser humano, y a respetarlo como tal.

 

Es decir, la cultura es una creación de grupo, pero al mismo tiempo, de individualidades, por lo que las nociones de identidad, autoestima y confianza en las potencialidades propias se entrelazan con el respeto hacia los demás y hacia sus diferencias, en un engranaje de acciones y decisiones que incluyen deberes y derechos. La interculturalidad es al mismo tiempo integrar dentro del término la idea de nuestra existencia en coexistencia con el espacio circundante.

 

Respeto hacia el otro, pues, y hacia el espacio que la naturaleza nos brinda pródigamente, o que el hombre ha creado, instituciones y sistemas incluidos, hacen de la idea de interculturalidad, la razón de ser de nuestras inquietudes. Los textos que escojamos deberán ser apropiados para la difusión de la noción de interculturalidad.

 

En cuanto a las sesiones mismas reservadas para esta actividad, pensamos que deben ser espacios para la práctica de la comprensión de lectura, pero pensados de una manera integral, es decir, organizados para involucrar al niño y al joven en una práctica ligada al texto, que los lleve a la reflexión y a la certidumbre del compromiso.

 

No voy a referirme a los múltiples ejercicios que existen para lograr estos objetivos, pero tendrán que ser, necesariamente programados para resultar eficaces.

 

Ojalá sea posible que esto se logre de manera gradual sin parecer una imposición. Esto dependerá de quienes tengan a su cargo la actividad y de que los textos escogidos sean apropiados a la condición de niños y jóvenes de los participantes. Si se trata de niños pequeños, trataremos de acercarnos a  la ternura que guardan sus corazones, y si se trata de niños mayores, de que los textos no resulten aburridos para sus intereses o para el humor del momento, tan cambiantes en los adolescentes. Quiero añadir que estamos proponiendo actividades descentralizadas, y durante todo el año.

 

Queremos en fin, una actividad plena que combine las varias facetas de la interculturalidad con el gusto por la lectura. Siempre será poco, puesto que ahora se trata de una carrera contra el tiempo. Queremos que sea una cruzada que valga la pena. Como las de antaño, se trata de salvar almas y de llevarlas al paraíso.

 

 

                                                        Lima, 14 de setiembre del 2006